Ahora o nunca. Esa sería la consigna del Ejecutivo en lo que se refiere al nuevo Gasoducto Sur Peruano (GSP). Tras aprobarse la ley respectiva en el Congreso en tiempo récord, ahora se avanza en diferentes frentes simultáneamente. Ya se nombró la comisión (ad Hoc) en ProInversión que llevará adelante los procesos de licitación de este proyecto.
De otro lado, si bien el nuevo esquema incluye un sistema de garantía para la inversión en la red principal del GSP, el Ejecutivo contempla un acuerdo con los productores de líquidos de gas natural para que todos estos salgan por Pisco a través de un segundo poliducto paralelo al que ya existe en el centro, o ampliando éste, informó una fuente del sector.
A cambio de ello, el etano de todos los lotes de gas en actual producción (88 y 56) y del que provenga de los lotes que pronto serán explotados (57, 58 y los que vengan) irán al sur por el GSP para alimentar la petroquímica (plástico). También irá por este ducto el gas natural de los nuevos lotes y un poco del 88 para hacer viable el nodo energético del sur (de 2,000 MW) y la misma petroquímica (del butano) agregaron.
El etano que requiere la petroquímica (unos 70,000 barriles equivalentes para empezar) se extraerá en Malvinas (se instalará una planta para ese fin) lo cual, en el caso peruano, no complica las cosas al ser el gas natural rico en etano (casi 10%), señalaron.
El tiempo y rentabilidad han pesado según las fuentes. La distancia es mucho menor entre Malvinas y Pisco, zona que además ya cuenta con plantas de separación y transformación, así como accesos a puertos y carretearas, es decir, toda la infraestructura necesaria, lo cual produciría un gran ahorro (de entre US$ 4 y US$ 5 por barril equivalente de líquido transportado) y por ende mayor rentabilidad, detallaron.
En realidad, todos los desarrollos que se tienen pensados para el sur del país con el gas natural se pueden (y se deberían) hacer en la zona central del país porque resultan más rentables desde el punto de vista privado. Pero el gasoducto sur es también un proyecto social del cual depende en parte la gobernabilidad del país (en el sur hay mucha pobreza) y por ello el gobierno está impulsando el GSP.
Mientras tanto Aurelio Ochoa propone sacar los líquidos del gas natural de los lotes que se vayan incorporando es una propuesta razonable, y viabilizaría el GSP desde un punto de vista económico porque el sacar esos líquidos permite desarrollar toda la infraestructura para la explotación de los lotes 57 y 58. De esta manera, cuando esté listo el GSP se podrá enviar desde allí todo el gas seco al sur con su contenido de metano y etano (incluyendo el etano de los otros lotes).
Definitivamente con esta posibilidad también se ganaría mucho tiempo porque se tendría que ampliaría solo la planta de Pisco para recibir los líquidos de los lotes 57 y 58, y se produciría toda una sinergia con el proyecto del gasoducto sur peruano (GSP) porque al mismo tiempo le proveería a este ya no solo el metano sino el etano para la petroquímica y además el gas para generar electricidad que es lo que preocupa al estado.
De otro lado, si bien el nuevo esquema incluye un sistema de garantía para la inversión en la red principal del GSP, el Ejecutivo contempla un acuerdo con los productores de líquidos de gas natural para que todos estos salgan por Pisco a través de un segundo poliducto paralelo al que ya existe en el centro, o ampliando éste, informó una fuente del sector.
A cambio de ello, el etano de todos los lotes de gas en actual producción (88 y 56) y del que provenga de los lotes que pronto serán explotados (57, 58 y los que vengan) irán al sur por el GSP para alimentar la petroquímica (plástico). También irá por este ducto el gas natural de los nuevos lotes y un poco del 88 para hacer viable el nodo energético del sur (de 2,000 MW) y la misma petroquímica (del butano) agregaron.
El etano que requiere la petroquímica (unos 70,000 barriles equivalentes para empezar) se extraerá en Malvinas (se instalará una planta para ese fin) lo cual, en el caso peruano, no complica las cosas al ser el gas natural rico en etano (casi 10%), señalaron.
El tiempo y rentabilidad han pesado según las fuentes. La distancia es mucho menor entre Malvinas y Pisco, zona que además ya cuenta con plantas de separación y transformación, así como accesos a puertos y carretearas, es decir, toda la infraestructura necesaria, lo cual produciría un gran ahorro (de entre US$ 4 y US$ 5 por barril equivalente de líquido transportado) y por ende mayor rentabilidad, detallaron.
En realidad, todos los desarrollos que se tienen pensados para el sur del país con el gas natural se pueden (y se deberían) hacer en la zona central del país porque resultan más rentables desde el punto de vista privado. Pero el gasoducto sur es también un proyecto social del cual depende en parte la gobernabilidad del país (en el sur hay mucha pobreza) y por ello el gobierno está impulsando el GSP.
Mientras tanto Aurelio Ochoa propone sacar los líquidos del gas natural de los lotes que se vayan incorporando es una propuesta razonable, y viabilizaría el GSP desde un punto de vista económico porque el sacar esos líquidos permite desarrollar toda la infraestructura para la explotación de los lotes 57 y 58. De esta manera, cuando esté listo el GSP se podrá enviar desde allí todo el gas seco al sur con su contenido de metano y etano (incluyendo el etano de los otros lotes).
Definitivamente con esta posibilidad también se ganaría mucho tiempo porque se tendría que ampliaría solo la planta de Pisco para recibir los líquidos de los lotes 57 y 58, y se produciría toda una sinergia con el proyecto del gasoducto sur peruano (GSP) porque al mismo tiempo le proveería a este ya no solo el metano sino el etano para la petroquímica y además el gas para generar electricidad que es lo que preocupa al estado.
Fuente: Revista Oro Negro
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