jueves, 6 de septiembre de 2012

Consulta previa: Una oportunidad para hacerlo bien




POR HANS ROTHGIESSER

La consulta previa ha pasado por un largo trayecto y por fin se esta comenzando a aplicar. Para los que empujaron la aprobación de la ley de consulta previa, esto debería ser un motivo de celebración. Para todas las comunidades que demandaron que se les consultase, debería ser un hito histórico. Para todos aquellos que se han opuesto a diversos proyectos de inversión alegando que faltaba la consulta previa, el anuncio de la Defensoría del Pueblo de que supervisará la primera consulta previa a ser llevada a cabo en Loreto debería ser motivo de seguimiento. 

No obstante, ése no es el caso. De hecho, el interés del público en general por el tema de la consulta previa se ha reducido fuertemente. Tomemos como referencia el Google Insights, que reporta cuánto busca la gente los términos en su motor de búsqueda. Como se podrá ver, el interés del público por este tema llegó a su punto máximo en setiembre del 2011, para luego comenzar a caer sostenidamente (datos para las búsquedas dentro del Perú).
 
Y quizás sea lo mejor. El debate alrededor de la aplicación del Convenio 169 de la OIT se politizó demasiado en su momento, lo que limitaba su correcta discusión. Un punto específico, por ejemplo, era la naturaleza vinculante de la consulta previa. La OIT no se cansa de repetir que la consulta previa no debe ser vinculante y que el convenio no apunta a eso. En esta entrevista, la consultora Irene Petkoff ese detalle y qué grupos de la población deberían ser considerados para el proceso (otro de los puntos que han frustrado a algunos).
No obstante, varios de los promotores de la ley de consulta previa han insistido en precisamente lo contrario. Y cuando se comenzaron a conocer detalles del reglamento (la cual ahora ya se encuentra publicada y es pública) protestaron para que sí sea vinculante. El medio que encontraron algunos fue proponer una nueva ley de consulta previa. O sea, retroceder unos años al pasado y comenzar todo el proceso de debate de nuevo, lo cual debería ser entendido como total y completamente inaceptable.

Y es que ahora viene la parte en la que aplicamos eso que por tanto tiempo hemos estado persiguiendo. Vale la pena tomarse un momento para estar atento y asegurarnos de que no se contamine con intereses que no vienen al caso, sino que más bien se mantenga fiel al espíritu con el cual fue creado: darle una voz a los grupos de la población que están excluídos del juego político. Ha costado mucho debate llegar hasta donde estamos y no tiene sentido escuchar a los que quieren patear el tablero para iniciar todo el proceso de nuevo. Mucho más sentido tiene ir afinando sobre la base de lo ya construido.


Fuente: Semana Económica

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