Foto: Percy Ramírez/Oxfam |
Las mujeres están teniendo cada vez mayor autonomía económica, y sus aportes a la seguridad alimentaria y la producción de alimentos y de la región son claves.
El porcentaje de mujeres a cargo de explotaciones agropecuarias en América Latina y el Caribe ha crecido en los últimos años, aunque sus predios tienden a ser de menor tamaño, en tierras de menor calidad, y enfrentan menor acceso a crédito, asistencia técnica y a capacitación, señaló la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Según la primera Nota de Política sobre las Mujeres Rurales de la FAO, Chile encabeza a los países de América Latina y el Caribe, con el 30 % de sus explotaciones agrícolas a cargo de mujeres, seguido por Panamá (29%), Ecuador (25%) y Haití (25%). Los países en los cuales hay menor número de hogares a cargo de las mujeres son Belice (8%), República Dominicana (10%), El Salvador (12%) y Argentina (12%).
Esto demuestra que las mujeres están teniendo cada vez mayor autonomía económica, y que sus aportes a la seguridad alimentaria, la producción de alimentos y el bienestar social de la región son claves”, señaló la consultora de género de la FAO, Soledad Parada.
La FAO publicará un total de seis notas de política sobre género, analizando aspectos como la tenencia de la tierra, el empleo y el rol de las mujeres en la agricultura de la región, las cuales pueden ser vistas en el siguiente enlace: http://www.rlc.fao.org/en/topics/genero/notas-de-politicas/.
Femenización del campo
Según la FAO, la proporción de explotaciones agrícolas encabezadas por mujeres se ha incrementado en Paraguay de 9% en 1991 a 22% en 2008; en Chile pasó del 21 % en 1997 al 30% en 2007; y en Nicaragua aumentó de 18% en 2001 a 23% en 2013.
Si bien existe heterogeneidad entre los países, se observan dos constantes en relación a las mujeres a cargo de explotaciones agrícolas: tienden a encabezar terrenos productivos de menor tamaño en comparación a los encabezados por hombres, y aquellos de menor calidad y potencial agrícola.
También existe una brecha significativa en contra de las mujeres en términos de asistencia técnica, capacitación y acceso al crédito.
Para responder a ellos, la FAO señala la necesidad de que los programas de desarrollo rural tengan un tratamiento diferenciado en términos de género, especialmente en las políticas dirigidas a la agricultura familiar, puesto que éstas se adecúan más a su realidad (predios más pequeños, escasos recursos, tecnologías básicas, tierras de menor calidad, etc).
“Es necesario diseñar programas de apoyo que respondan simultáneamente a las necesidades de las mujeres como productoras y como integrantes de una familia,” explicó Parada.
Problemas de tenencia de tierras
Las mujeres también enfrentan inequidades en términos de la propiedad sobre la tierra. Esta brecha está históricamente relacionada con factores como la preferencia masculina en la herencia, los privilegios de los hombres en el matrimonio, la tendencia a favorecer a los hombres en la distribución de la tierra por parte de las comunidades campesinas e indígenas y también de los programas estatales de redistribución, además de los sesgos de género en el mercado de tierras.
En general, la herencia constituye la forma principal por la cual las mujeres obtienen la propiedad de la tierra, mientras para los hombres es de mayor importancia el mercado de tierras.
En las últimas décadas, muchos países de la región han realizado modificaciones legales en relación al acceso a la tierra con avances hacia una mejor equidad, pero aún no han tenido efectos considerables.
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