Rocío Silva Santisteban se protege de los intensos rayos solares de Arequipa y luego se queja sofocada: “Qué calor hace en esta ciudad”. La temperatura bordeaba los 21 grados. La escritora está vestida de negro de los pies a la cabeza. Silva llegó a la Feria Internacional del Libro de Arequipa para debatir sobre el futuro del Perú hacia el 2021. Hace poco hizo pública su relación sentimental con el exsacerdote, opositor del proyecto minero Conga y activista político de izquierda, Marco Arana. La prensa capitalina cataloga esta unión como el nacimiento de otra "couple power" (pareja de poder) en el sistema político nacional: ella es una líder de opinión y él un cuadro político que logró reunir a los partidos políticos Tierra y Libertad, el Partido Comunista, el Partido Socialista, Ciudadanos por el Cambio, Patria Roja y Fuerza Social en el Frente Amplio de Izquierda (FAI). Esta es una plataforma multipartidaria para participar en los comicios de 2014 y 2016. Mientras el fotógrafo buscaba el espacio ideal para retratarla, Silva Santisteban se tocaba el rostro y revisaba la textura del maquillaje y el orden primaveral de su peinado. Pero se le hace imposible continuar en el recinto ferial y decide partir a su hotel para charlar.
¿Cómo avizora el panorama político post-Conga? Gregorio Santos, Wilfredo Saavedra o Marco Arana están en el bolo para candidatear a la presidencia.
Si las fuerzas que están contra el proyecto Conga no se mantienen unidas, corren el riesgo de ser avasalladas por las otras fuerzas que sí quieren Conga. Pero va a ser difícil. Entiendo que cada uno tiene sus aspiraciones legítimas, pero eso no debería ocurrir. Faltan tres años para el 2016. Discutir sobre las tentaciones, posicionamientos políticos o pensar en candidatos presidenciales ahora me parece desgastante y terrible. Es políticamente nefasto (…) veo que vivimos un “tiempo no-temporal”. Es decir, siempre estamos pensando en el futuro. ¿Es necesario especular todavía en el 2016? Nuestra función ahora es generar oposición. Si la oposición se transforma en candidatura, allí hay un gran problema. Llegaríamos agotados.
Marco Arana plantea una opción partidaria ecosocialista. ¿Usted le hizo esta crítica al perfilarse?
Él no se está perfilando. Veo que tiene una visión clara y eso lo hemos conversado muchísimo. La idea es generar un candidato que salga por elecciones desde las bases. La lógica del Frente Amplio de Izquierdas es: un militante, un voto. Allí saldrá el candidato de las bases para las elecciones. Allí se verá el candidato que hizo un buen trabajo en varios lados del país. No se puede vivir de aspiraciones, sino de un trabajo de bases, caso contrario volveremos a caer en el espectro de los caudillos de las dos décadas pasadas. Parafraseando a Sinesio López, los caudillos están en la lona. Se muestra como una persona serena. Maneja las manos para explicarse mejor y acomodarse la cabellera cada cierto tiempo. Ante el planteamiento de partido concebido por Marco Arana, ella explica con paciencia los planteamientos ambientalistas de un futuro movimiento. Pide un café y detalla con una didáctica elocuencia que se refleja en sus manos.
El FAI que lidera Marco Arana puede convertirse en una opción política para el 2016. ¿Cómo sería su propuesta o relación con la minería?
El FAI propugna que debe existir un reordenamiento territorial. Todos los catalogan de antimineros. Eso es absurdo, no se puede ser antiminero. La minería forma parte de la producción nacional. Lo que sucede es que en estos tiempos se apuesta por una minería sin control. Se actuó de manera servil frente a ella y se le dio muchas concesiones. El Estado se olvidó de mirar a largo plazo. No se puede tener una visión de país cada cinco años. Tenemos que pensar en la subsistencia de la especie. Si seguimos con estos patrones de consumo, vamos a colapsar. El formato neoliberal de tener una casa, dos hijos, un auto y ser heterosexual es absurdo, primero porque se choca con otras formas de vida y segundo porque así no desarrollamos el bienestar personal.
Su verbo, fuerte como el de su poesía, parece coger brillo y rigidez en cada planteamiento. Está sentada sobre una silla con la pierna cruzada y sorbe lentamente la bebida en el hall del hotel. Transpira confianza, hasta que unas preguntas la sorprenden y la obligan a emitir un suspiro pausado con evidente nerviosismo. Se percibe en sí una emoción. Deja la taza a un costado, enfrenta las preguntas y las evade con destreza.
¿Quién es para usted Marco Arana?
Es una persona que de ser párroco rural o sociólogo local se convirtió en líder nacional, ello debido a las necesidades de los poblados más olvidados. Él es una persona muy sensible al sufrimiento del otro. Así como él tengo muchos amigos, como Juan Deza, que ingresó a la Compañía de Jesús en un momento cuando todos pensaban que ser sacerdote por una causa era una locura. Yo creo que Marco abrazó el sacerdocio porque se sentía muy interpelado por el sufrimiento de la gente.
¿Usted lo ve como candidato presidencial al 2016 o en 2021?
Eso dependerá de él. Yo no puedo contestar esa pregunta.
Le hago esta pregunta porque sin lanzarse, Marco Arana muestra interés en dirigir el país y desea ejecutar un proyecto de nación desde la izquierda.
Creo que el planteamiento de Marco va más allá del Perú. Lo que él reflexiona sintoniza con una corriente que se extiende ahora por América Latina. Esta toma en consideración la sostenibilidad del medio ambiente desde una política activa y establecer visiones de 30 a 40 años de cómo estará el continente en el cuidado ambiental.
Ante la última pregunta sobre el tema político, surge un cuestionamiento de cajón que Rocío Silva Santisteban toma con molestia y marca una distancia. Sus cabellos se tiran para adelante y pone las manos en forma de freno. La taza de café está vacía.
¿Le gustaría ser Primera Dama de la Nación? Usted dijo que sí en una entrevista.
Aguanta. Sí, respondí que podía serlo, pero di esa respuesta en un contexto de broma. Al final esa respuesta se tomó en serio. Pienso que lo realmente importante es tejer una red nacional y generar una militancia de base. Yo espero que los partidos de izquierda y los colectivos puedan encontrarse y dialogar. Por ejemplo, tenemos muchos grupos vinculados al movimiento indígena que no conocen la labor de otros colectivos.
Fuente: Diario La República
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