Tras la suspensión del proyecto Conga, el sector minero ha continuado promoviendo un estimado entusiasta de la cartera de inversiones mineras en los próximos diez años. En efecto, dicha cartera minera se sustenta en la supuesta viabilidad de decenas de proyectos que actualmente se encuentran en fase de exploración e incluso la del proyecto Conga en sí, que hoy no tiene una fecha de inicio. Por otro lado, frente al recurrente fracaso en el manejo de conflictos sociales, el gobierno actual ha resuelto cambiar la estrategia de gestión socioambiental a través de la promulgación de la nueva Ley de Consulta Previa en diciembre del año pasado y las nuevas disposiciones para la evaluación de Estudios de Impacto Ambiental (EIA). En ese contexto, en la última edición de Semana Económica (SE 1344) se evaluaron los hechos detrás de los supuestos estimados por el gobierno y celebrados por la industria minera, la viabilidad real de los grandes proyectos que componen entre aproximadamente el 30% y 50% de las inversiones mineras de cara al 2016, como también los avances en regulación social y ambiental con el objetivo de reducir la conflictividad social.
Además, se identificaron ciertos riesgos derivados de la dependencia energética de que estos proyectos mineros tienen en el gas de Camisea. Así, tanto un posible desabastecimiento de gas como un escenario internacional incierto en el que persisten los precios bajos de metales como el cobre se constituyen como otros aspectos a considerar para el éxito de los proyectos en mención.
Por lo tanto, si bien el sector minero tiene motivos para tener expectativas en el futuro de sus inversiones, debe ser cauteloso en considerar aquellos factores socioeconómicos, regulatorios y operativos que, a fin de cuentas, hacen que éstas no marchen con piloto automático.
Fuente: Semana Económica
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