martes, 24 de septiembre de 2013

Hidroeléctricas en la Amazonia

Foto: Internet/ Referencial
La Amazonia abarca territorios de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Guyana, Suriname y Guayana Francesa. Cuenta con el 20 por ciento de las reservas mundiales de agua dulce superficial, el 50 por ciento de la biodiversidad del planeta y el 25 por ciento de las reservas de carbono forestales. Esa zona regula las lluvias de Sudamérica. 

A la fecha, la degradación alcanzó casi al 20 por ciento de la Amazonia de Brasil y las posibilidades de preservar esa zona son pocas frente a la creciente demanda global para energía, alimentos, minerales y agua. 

Un estudio presentado en el II Foro Andino Amazónico revela que hay 417 represas en la Amazonia entre las que están en funcionamiento y las que se van a construir. De estas hidroeléctricas en operación y planificadas, 16 se encuentran en Territorios Indígenas y 49 en Áreas Nacionales Protegidas.

Cada hidroeléctrica tiene sus particularidades con efectos locales más directos y fuertes, pero las que están planificadas tendrán un impacto mucho más grande. Se prevé, por ejemplo, la destrucción del hábitat por donde están circulando los peces, también se echa al agua materia orgánica y eso genera un gas metano que es contaminante y causa la destrucción de los modos de vida de los pueblos amazónicos. Los pueblos expulsados de su hábitat se ven obligados a emigrar a las ciudades incrementando los problemas de la marginalización económica, social y sanitaria de la población urbana.

En los últimos años, América Latina ha registrado las inversiones más altas de la historia, con alto impacto en el medio ambiente y un aumento vertiginoso de los conflictos sociales y territoriales.

Una de las tendencias que se observa en la Amazonia es la industrialización forzada de la selva para la plantación de monocultivos, forestación industrial, así como la explotación del subsuelo con minería e hidrocarburos y construcción de hidroeléctricas para aprovechar los recursos hídricos. La organización Articulación Regional Amazónica (ARA) señala que, el caso de Pando, la deforestación llegó al 6 por ciento , mientras que en el municipio de Cobija la deforestación ya alcanzó al 75 por ciento . Una de las consecuencias de la acelerada pérdida de la biodiversidad y la degradación forestal es el incremento de las sabanas y terrenos improductivos. Además hay inestabilidad pluvial y eventos extremos. Por esto, antes de construir las hidroeléctricas se tiene que evaluar muy bien su impacto ambiental, en la población y la relación costo beneficio.


Fuente: Opinión.com.bo

0 comentarios:

Publicar un comentario

Compartir

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More