viernes, 28 de junio de 2013

18 años de cárcel e indemnización de 88 millones de euros por contaminar con amianto


El amianto o asbesto es altamente cancerígeno y se sigue usando en materiales de construcción en tres cuartas partes del mundo. Las víctimas exigen su prohibición inmediata.

“La justicia tarda, pero llega” dice un refrán. Y esto parece aplicarse al empresario suizo Stephan Schmidheiny, socio de Eternit Italia, por haber provocado la muerte de más de 3,000 personas con el uso de amianto.

El amianto o asbesto es un grupo de minerales metamórficos fibrosos que se emplea en una gran variedad de productos manufacturados, principalmente en materiales de construcción como tejas para recubrimiento de tejados, baldosas y azulejos.

La medida fue dictada por la justicia italiana el 3 de junio de 2013 que decidió incrementar la condena de 16 años dictada en ausencia en febrero de 2012, en una resolución de primera instancia en un juicio considerado histórico.

Los familiares de las víctimas exigieron condenas ejemplares para los directivos de Eternit por haber violado las reglas de seguridad en sus fábricas en Italia, que funcionaron de 1976 a 1986.

El magnate suizo deberá pagar de forma inmediata a las víctimas o a sus familiares un importe por valor de 88 millones de euros, en concepto de indemnizaciones.

Según la sentencia, ha de responder con toda su fortuna gestionada por los Holdings denominados AMINDUS, Becon y ANOVA.

Una declaración de las víctimas sostuvo que “La gravedad de la sentencia corresponde a la conducta criminal continuada y planificada de la multinacional Eternit” y que durante décadas mantuvo a los trabajadores y a la población en general en la ignorancia de los efectos letales del mineral, con el único objetivo de aumentar su riqueza.
Durante la tercera audiencia celebrada el 19 de febrero, el presidente del tribunal, el juez Ogge, llegó incluso a comparar la estrategia de Eternit con la estrategia nazi de deportar judíos a Madagascar de 1939 a 1941, un plan que más tarde fue reemplazado por las deportaciones a los campos de exterminio.

La prensa fue muy contundente al señalar un “paralelo entre Schmidheiny y Hitler”.

En el juicio se demostró cómo Schmidheiny promovió la infiltración en las filas de las asociaciones de las víctimas a fin de prevenir las acciones contra él.

Esto explica que el empresario haya puesto parte de su fortuna a buen recaudo al traspasar el 2003 parte de su patrimonio al ente denominado VIVA Trust, que financia a la Fundación AVINA.

Para ello la periodista Giampero Rossi, cuenta que por la documentación secuestrada en el proceso en la empresa de relaciones públicas de Milán Guido Bellodi,

En el juicio se comprobó que Schmidheiny contrató de 1984 al 2005 a la agencia de relaciones públicas italiana que dirige Guido Bellodi para ocuparse de la contrainformación.

La agencia infiltró a la periodista María Cristina Bruno, en el movimiento de las víctimas y enviaba un informe mensual a Bellodi a cambio de 2.500 euros.

Las víctimas italianas de cuatro de sus empresas en el país, están orgullosas de haber conseguido que se haga justicia y que se haya alcanzado el 90 por ciento de la máxima pena posible.

Pero muchas, cerca de mil, no han tenido suerte en la parte indemnizatoria porque el otro condenado, el barón de Cartier, de la Eternit belga (hoy ETEX), murió una semana antes de la lectura de la sentencia.







Daños del asbesto o amianto

El asbesto ocasiona enfermedad cuando es inhalado. La ingestión o el contacto con la piel no son vías de ingreso demostradas como causa de enfermedad.

Las fibras de amianto son de tamaño microscópico, se desprenden con facilidad, no se disuelven con agua o se evaporan e incluso se desplazan por el aire, ingresando al pulmón con cada inspiración que se haga en un ambiente contaminado.
Las fibras de asbesto pueden pasar al aire o al agua a causa de la degradación de depósitos naturales o de productos de asbesto manufacturados.

Las personas que trabajan en industrias que fabrican o usan productos de asbesto o que trabajan en la minería de asbesto, puede estar expuesta a altos niveles de asbesto. Las personas que viven cerca de estas industrias también pueden estar expuestas a altos niveles de asbesto en el aire.

Las fibras de asbesto pueden liberarse al aire al manipular materiales que contienen asbesto durante el uso del producto, demoliciones, mantenimiento, reparación y renovación de edificios o viviendas.

En general, la exposición sucede cuando el material que contiene asbesto es perturbado de manera tal que libera partículas o fibras al aire.
Las partículas de asbesto no se evaporan al aire ni se disuelven en agua y pueden permanecer suspendidas en el aire por largo tiempo y ser transportadas largas distancias por el viento y el agua antes de depositarse.

Las fibras y partículas de mayor tamaño tienden a depositarse más rápido. El agua potable puede también contener asbesto, por ejemplo procedente de tuberías de fibrocemento que contienen asbesto.

Las fibras de asbesto no pueden movilizarse a través del suelo. Generalmente no son degradadas a otros compuestos y permanecerán virtualmente inalteradas por largo tiempo.

Estas enfermedades tienen un largo «tiempo de latencia» (tiempo que transcurre entre la inhalación de la fibra y la aparición de la enfermedad) que puede superar los 30 años.

Así, por ejemplo, en Alemania, como en muchos otros países, se han elaborado curvas de seguimiento uso/enfermedad, dando como resultado que a pesar de haber discontinuado el uso del asbesto en los años noventa, el mayor número de enfermedades se espera para dentro de 20 años.

En Estados Unidos en el año 2000 fallecieron 1.493 personas por cáncer de pulmón relacionado con la exposición al amianto (o asbestosis), frente a las 77 de 1968. Siendo en el mismo año 2000 la principal causa de muerte por enfermedad profesional en el Reino Unido.

Los casos de cáncer de pulmón relacionados con la exposición al amianto, denominado MPM (Mesotelioma Pleural Maligno), aumentarán en España hasta el medio millar al año, a partir de 2015.

Actualmente se registran en España entre 250 y 300 casos anuales de MPM, un tipo de cáncer de extrema mortalidad, que en un 85 por ciento de los casos se vincula a la exposición laboral al amianto.



Referencias:


Fuente: SERVINDI

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