Los torrentes de agua ubicados en el trayecto de la cuenca del Río Inambari, son un recurso vital para ampliar la industria energética en la región Puno. Los planes hidroeléctricos están orientados a construir nuevas centrales hidroeléctricas para producir energía para la región y el país. Sin embargo, su aprovechamiento debe realizarse de manera planificada, incluyendo estándares ambientales y sociales.
La Amazonía de Puno, concentra no solamente la mayor biodiversidad biológica del planeta, como lo ha catalogado la National Geographic, sino también se constituye como uno de los escenarios propicios para la generación de la industria energética, mediante el aprovechamiento de las caídas de agua.
El colectivo Amazonía e Hidroeléctricas, recientemente ha publicado una infografía sobre las pretensiones de construir 14 centrales hidroeléctricas, similares a la de San Gabán II y estarán ubicadas en la cuenca del Río Inambari.
De todas las que existen, 5 cuentan con concesión definitiva, 2 con estudio de impacto ambiental aprobado, 6 con concesión temporal vencida y una con autorización de estudios por parte de la Autoridad Nacional del Agua.
Por el momento, no se cuenta con información sobre si presentaron al Ministerio de Energía y Minas (MINEM), el estudio de factibilidad o estudio de impacto ambiental; la ubicación de las centrales hidroeléctricas es referencial debido a que muchos proyectos aún están en estudio.
El presidente regional Mauricio Rodríguez, considera importante que nuevos proyectos de centrales hidroeléctricas se están encaminando en la selva puneña y en el futuro permitirán generar mayor energía eléctrica para la industrialización de la región Puno.
“Por ejemplo, San Gabán III ya está con estudio definitivo concluido y estamos planteando que el Ministerio de Energía y Minas y el presidente de la República, Ollanta Humala, puedan tomar la decisión política de dar un aval para que se construya esta central hidroeléctrica”, sostuvo Rodríguez.
El periodista Aldo Santos, experto en temas ambientales, señala que “las características geográficas que presenta la amazonía puneña, son propicias para impulsar nuevos proyectos energéticos, a través de pequeñas centrales hidroeléctricas como San Gabán”.
A comparación del cuestionado proyecto de la Central Hidroeléctrica de Inambari, que fue postergado hasta el año 2020, “las pequeñas centrales hidroeléctricas tienen menor impacto ambiental”, señaló el también comunicador social, que vio de cerca el conflicto social en la selva puneña, motivado por el proyecto del consorcio brasileño Egasur.
Recuerda que, en esa oportunidad, se cuestionó fuertemente los graves impactos como la inundación de 37 mil 800 hectáreas (afectando bosques, tierras agrícolas y centros poblados), generando un efecto invernadero y 98 kilómetros de la carretera Interoceánica. Asimismo, serían desplazadas unas 4 mil personas.
Si bien las centrales hidroeléctricas generan energía limpia, éstas por más pequeñas que sean tienen la tendencia de afectar el flujo vital de los ríos que corren desde los Andes hasta la Amazonía.
Un estudio realizado por Matt Finer, del Centro para la Legislación Ambiental Internacional, acerca de la construcción de más de 150 embalses considerados por los gobiernos de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú, en los ríos tributarios del Amazonas, podría tener un serio impacto ecológico para toda la región.
El estudio también revela que más del 80% de las represas planeadas contribuirían a la deforestación como consecuencia de la construcción de carreteras o la inundación de terrenos.
Teniendo, estos antecedentes es necesaria una evaluación integral por cuenca, más allá de los estudios ambientales de cada proyecto, que considere las necesidades reales de la población, los impactos acumulativos, los costos ambientales y sociales, además de los beneficios para el país.
Fuente: Diario Los Andes
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