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Por: Carlos Monge
Una ligera caída de los precios de minerales como el cobre y el oro y la posibilidad de que el crecimiento de la China se frene un poco han abierto el debate sobre la continuidad o fin del llamado “súper ciclo” de alta demanda y altos precios por estos y otros minerales.
Sin embargo, en el actual debate sobre las perspectivas de las commodities y su impacto sobre economías como las nuestras, los ojos están puestos en los minerales, asumiéndose que el precio de la energía –sobre todo el petróleo- se mantendrá estable. Sin embargo, de acuerdo a The Economist, esto podría no ser así.
En efecto, en un reciente análisis de las perspectivas de la demanda y la producción de petróleo, la prestigiosa revista inglesa sostiene que la era del petróleo –iniciada a mediados del siglo XIX- está por acabarse. Y no –como sostenían los teóricos del peakoil hasta hace poco- porque se agota la oferta de esta energía de origen fósil sino porque se agota la demanda.
Sostiene The Economist que en realidad la demanda por petróleo en los países desarrollados ya está cayendo desde mediados de la década pasada. Y que el crecimiento de la demanda en los países emergentes –como la China y la India- no compensaría la caída en la demanda en el mundo desarrollado. Primero porque se han descubierto enormes reservas de gas convencional y se está iniciando la explotación del gas de esquisto. Después, porque tanto en los países desarrollados como en los emergentes cada vez hay más normas que exigen un menor consumo de petróleo por kilómetro recorrido.
Sin embargo, en América Latina se están tomando grandes decisiones estratégicas basadas en la idea de que seguirá habiendo alta demanda y altos precios por el petróleo. Así, por ejemplo, México discute una “reforma energética” para atraer capital privado a la exploración y extracción de petróleo en aguas profundas del Golfo de México; Brasil apuesta a la extracción y exportación del petróleo del Pre Sal; Venezuela apuesta a ser un gran abastecedor de la China en lo que resta del siglo XXI; y Ecuador ingresa a sacar petróleo de Yasuni y se endeuda con China por décadas con deuda pagadera en petróleo.
Si se equivocan, se habrán metido en un gran problema, pues su gran apuesta es sostener o aumentar su gasto público con base a la renta petrolera. De hecho, ya les pasa lo que nos pasa a nosotros respecto de los minerales: la adicción a la renta que generan impide al gobierno pensar en serio en que –de verdad- ya llegó la hora de la diversificación económica.
Fuente: Diario La Primera
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