Una carrera en pleno desierto. Esa es la lucha que dan los desarrolladores de proyectos solares en el norte del país por ser los primeros en construir centrales competitivas, objetivo que pocos han alcanzado. Al día de hoy existen 3,5 MW operando gracias al sol, equivalente al 0,2% de la capacidad instalada en los sistemas eléctricos chilenos.
Pero no son pocos los que apuestan por desarrollar el negocio de los paneles para generar electricidad. De acuerdo a datos del Centro de Energías Renovables, al primer semestre existen proyectos con aprobación ambiental que suman una potencia de 4.591 MW, sextuplicando, por ejemplo, la potencia prevista para la termoeléctrica Punta Alcalde… aunque sólo 75 MW están en construcción.
En la cartera de iniciativas -que suman una inversión necesaria de unos US$13.300 millones- destacan grandes centrales. Entre ellas la termosolar Pedro de Valdivia impulsada por los españoles de Ibereólica, que tendría una capacidad de 360 MW y un costo de US$2.600 millones
Según información del Centro de Despacho Económico de Carga del Sistema Interconectado del Norte Grande (CDEC-SING), en condiciones normales de operación el sistema podría gestionar hasta 450 MW en forma segura.
“Existe una cantidad de proyectos en desarrollo varias veces superior a la capacidad del sistema de poder incorporarlos, por tanto hay una especie de carrera por quien logra hacer los primeros megawatts, porque los otros no podrán ingresar por falta de capacidad del propio sistema”, cuenta el gerente general de Mainstream Renewable Power en Chile, José Ignacio Escobar.
Añade que “las estadísticas mundiales dicen que en materia de energías renovables -y en general todas las que dependen de recursos naturales- se construyen entre el 20% y 30% de los proyectos aprobados (…) hay razones naturales que llevan a iniciativas a caerse, pero también ocurre con las convencionales, sólo basta con mirar las carboneras que estarían disponibles y no lo están”, comenta.
¿Cuál es la apuesta de los inversionistas? El profesor de la Universidad Católica y director de Systep, Hugh Rudnick, explica que la crisis europea terminó con los subsidios a las energías renovables, por lo que los desarrolladores de este tipo de centrales buscaron nuevos mercados.
“Por eso han llegado a Chile con mucho interés, atraídos por nuestra ley sobre energías renovables, tratando de ser los primeros y aprobándose muchos más proyectos de los que podremos incorporar en muchos años”, dice.
La primera barrera es conseguir financiamiento
Pero no es fácil instalarse. La primera barrera es conseguir el financiamiento con bancos para construir los parques solares. “Como la energía solar es todavía algo más cara que la eólica y más que otras energías convencionales, se encuentran que no tienen con quien contratarla”, sostiene Rudnick.
Para la ex secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía (CNE) y gerente general de Energética, María Isabel González, es claro que no se construirán todos los proyectos en carpeta . “Es difícil que se construya todo eso. Muchos de esos proyectos necesitan financiamiento y, para ello, un contrato de venta de la energía, lo que es difícil con sólo fuente solar”.
Los bajos factores de planta -el tiempo real que entregan energía- complican que, por ejemplo, industrias que necesitan energía 24 horas hagan contratos con desarrolladores solares. Para la tecnología fotovoltaica no superan el 30%, mientras que una carbonera genera electricidad más del 80% del tiempo.
Espaldarazo de las mineras
Un fuerte espaldarazo entregó la minería a la tecnología solar. Las principales minas del país iniciaron procesos de licitación o construcción de estas centrales.
Una de ellas es Doña Inés de Collahuasi -controlada por Glencore Xstrata y Anglo American- que edifica una planta solar de 25 MW de potencia, que generará 60 mil MW/h al año de energía, equivalente a la utilizada en el mismo periodo por 25 mil hogares. La iniciativa aportará alrededor del 13% de la demanda actual de energía de Collahuasi durante las horas del día.
En Codelco también impulsaron esta tecnología, mandatando la construcción de una planta a la española Solar de 1 MW de potencia, inyectando energía a las zonas industriales de Chuquicamata.
“Muchos de los que están desarrollando y entrando en operación centrales solares son empresas mineras, casi como una acción de responsabilidad social empresarial, más que porque lo vean conveniente desde el punto de vista económico”, opina Rudnick.
Una mirada más optimista tiene el presidente de Acesol, Christian Antunovic, quien cree que “al final de este año veremos funcionando alrededor de 100 MW en el sistema y eso cambiará el panorama. Ya en 2014, sólo durante el primer semestre, ingresarían otros 100 MW”.
Fuente: Minería Al Dia
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