María Elena Hidalgo
Desde La Pampa.
Todos saben dónde están. No es un secreto quiénes son los que explotan oro al margen de la ley. Pero nadie los toca. O los tocan con el pétalo de un rosa. Superficialmente.
Son más de 25 mil los mineros ilegales que han invadido la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata, donde está totalmente prohibida la actividad minera.
El Ministerio del Ambiente, el Ministerio Público, la Marina y la Policía Nacional actúan de manera concertada contra los mineros informales asentados en el llamado Corredor Minero de Madre de Dios. Pero contra los que están en la zona de amortiguamiento, conocida como La Pampa, poco o nada se hace.
La Pampa está ubicada en la margen izquierda de la Carretera Interoceánica, entre los kilómetros 80 y 140. La masiva y sistemática extracción ilegal del oro se inició en el 2008. Empezó cuando los dueños de terrenos agrícolas permitieron a los mineros ilegales que buscaran oro en sus propiedades a cambio de pagos y regalías.
No hay cifras oficiales ni registro sobre lo que se hace en La Pampa.
"COIMA ES COIMA"
Los propios mineros estiman que hay unos 3 mil motores dedicados las 24 horas a la extracción aurífera.
Pero los motores están prohibidos.
La explicación es que la policía deja pasar cada unidad valorizada en 8 mil dólares, por un pago de 20 gramos de oro, o por 2 mil soles, que es prácticamente lo mismo. "Coima es coima".
Hasta hace un año los operativos de interdicción desplegados por la Policía Nacional y el Ministerio Público se cumplían de manera interdiaria. A lo más, las autoridades conseguían destruir de 8 a 10 motores por día. El reducido número es desalentador si se tiene en cuenta el enorme contingente policial destinado.
Desmantelar diez motores representa el 0,04 % del total.
Más de un año después, los operativos ahora son semanales. Ahora se inutilizan hasta 25 motores. Sin embargo, ese mismo día, en la noche, los ilegales de inmediato reemplazan los equipos con la venia de malos policías.
La destrucción de motores ha subido a 0,1%. En la práctica, todo sigue igual. Hasta antes de la construcción de la Carretera Interoceánica en el 2010, en La Pampa solo existían alrededor de 80 mineros.
Una vez finalizada la vía, la accesibilidad a la zona es libre. El Estado no sabe hasta el momento imponer el control.
Cada día, como moscas que detectan la miel, personas de distintas partes del país, con o sin conocimiento sobre explotación aurífera, se suma a la población de La Pampa. Parece una plaga bíblica.
LOS 'REYES' DE LA PAMPA
Llegan sin nada entre manos. Se suman a las invasiones de predios y se instalan con ayuda de las mafias locales.
Si bien no dan la cara, las autoridades han identificado a los jefes de las mafias. Señalan a Celso Quispe Chipana, Leonardo Huamán Huanca, Lucio Tejada Huamaní y Jesús Cuba Granda.
Ellos son, con nombre y apellido, los "reyes" de La Pampa.
Todos trabajaron en un inicio en el Corredor Minero de Madre de Dios, pero luego vieron que el negocio estaba al frente, en la zona de amortiguamiento, donde la ley es letra muerta.
Los cuatro fueron denunciados como cabecillas del tráfico de tierras ante el Ministerio Público. Promueven las invasiones de predios particulares para fomentar la minería ilegal.
Celso Quispe, conocido como “Cholo Celso”, desde hace cuatro años se dedica a la explotación aurífera, al tráfico de combustible y de tierras con fines de reforestación en La Pampa. Los terrenos de los que se apropia a la fuerza, luego los alquila a 10 o 15 gramos por día de uso.
Lucio Tejada Huamaní, Leonardo Huamán Huanca, conocido como “Chino Huamán”, y Jesús Cuba Granda también son invasores en La Pampa. Además de extraer el material aurífero, hacen negocio subarrendando los terrenos usurpados.
Leoncio Huamán cuenta con 500 hectáreas dedicadas a la explotación de oro y ha comenzado a expandirse hacia la zona de Quincemil, Cusco. Lucio Tejada suma 400 hectáreas invadidas.
A ellos nadie los toca.
Juana Fernández Chambe y su esposo Antonio Rodríguez Díaz son víctimas de estos mineros ilegales y traficantes de tierras.
INVASIÓN DE MOTORES
Desde hace 30 años trabajaban en las 174 hectáreas de terreno agrícola que el Estado les otorgó a cambio de que reforestaran la zona de amortiguamiento de la Reserva Natural de Tambopata.
Fue el 20 de julio del 2011 cuando unas 150 personas armadas y violentas derribaron cientos de árboles del terreno de los esposos Fernández-Rodríguez, ubicado en el sector de Nuevo Arequipa, en el kilómetro 105 de la Carretera Interoceánica. Los usurpadores instalaron motores, chupaderas, tracas y demás implementos de extracción de oro.
Solo ese primer día, 18 motores empezaron a trabajar en la propiedad de los esposos.
A las tres semanas los motores ya sumaban un centenar y hoy calcula que son unos 500.
“Atrás de esto están Celso Quispe, el 'Chino Huamán' y Cubas Granda. Ellos no vienen directamente, pero son los que están detrás. Ellos son los dueños de los motores que trabajan extrayendo oro en mi propiedad”, dijo Juana Fernández.
La falta de acción policial y la incompetencia de las demás autoridades facilitan que los mineros ilegales se apropien de los terrenos de los agricultores, como sucedió con Apolinario Fernández, en el kilómetro 105 de la Interoceánica.
Asustada por las amenazas, la familia Fernández donó parte de sus terrenos a la región policial para la construcción de un puesto policial con la esperanza de que los efectivos expulsaran a los invasores. Pero nada de eso pasó.
Por el contrario, la policía se dedicó a cobrar coimas por el ingreso de motores, combustible y demás implementos mineros a la zona prohibida.
El 5 de agosto pasado, debido a la incontrolable corrupción, el puesto de control fue cerrado.
FORTÍN INEXPUGNABLE
A diferencia de los que explotan oro en la margen derecha de la Carretera Interoceánica, y a los que el Estado ha reconocido y entregado concesiones mineras, en La Pampa toda actividad minera está prohibida.
Sobre la actividad ilegal en dicha zona, voceros de la Dirección Regional de Energía, Minas e Hidrocarburos de Madre de Dios (DREM) señalan que no pueden hacer nada al respecto.
Arguyen que por tratarse de una actividad ilegal los únicos que pueden actuar son la Policía y la Fiscalía. La inacción favorece a las mafias.
“La distancia de Puerto Maldonado a La Pampa es de 120 kilómetros. Por eso, cuando salimos a cumplir con los operativos todos saben de nuestros desplazamientos. Con una sola llamada por celular entre ellos se avisan que estamos dirigiéndonos hasta el lugar. Por eso, cuando llegamos, los mineros han desaparecido sus motores para evitar la destrucción”, explica una fuente policial.
Los ilegales envuelven con plástico los motores y los fondean en las lagunas artificiales.
Luego que se retira el contingente policial, los mineros extraen sus motores y reinician sus actividades como si nada hubiera pasado.
PASAR UNA NOCHE EN UN JPTEL DE PALOS Y PLÁSTICO CUESTA 40 SOLES
El incremento de la cotización del oro y la ilegalidad que reina en lugar han convertido La Pampa en una de las zonas donde el costo de vida es uno de los más altos del país.
Se han levantado 70 hoteles edificados con palos y plástico. La noche cuesta 40 soles, a cambio de servicios mínimos.
En los restaurantes de la carretera Interoceánica una cerveza tiene el precio de 10 soles y una gaseosa 6 soles. En el mismo centro minero, el precio se duplica. Ni hablar de los alimentos.
En La Pampa el negocio más rentable es la prostitución. Funcionan 30 lupanares disfrazados de bares o discotecas.
Las autoridades muy de vez en cuando incursionan en estos lugares donde existen varias menores de edad retenidas contra su voluntad y son obligadas a prostituirse por los propietarios de los locales. Muchas de las niñas son reclutadas con engaños en las provincias aledañas.
Fuente: Diario La República
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