viernes, 23 de noviembre de 2012

La generación de energía, el principal problema que carece Chile



La economía chilena, impulsada por una fuerte demanda interna e inversión, está creciendo a un ritmo que muchos países envidian. El país andino se encamina a registrar una expansión de más de 5% por tercer año consecutivo, un logro significativo para una economía que depende de las exportaciones en un momento en que la demanda global está aletargada.

Pero sostener semejantes niveles de crecimiento, una de las prioridades del presidente Sebastián Piñera, será un desafío para el país rico en materias primas con casi 17 millones de habitantes. Mientras que cifras publicadas esta semana sugieren que la actividad económica creció a una tasa anualizada de 5,7% en el tercer trimestre, un reciente declive en las exportaciones apunta a una moderación en los próximos meses, dicen representantes del gobierno y economistas.

La prevista desaceleración (la mayoría de expertos prevé una expansión por debajo de 5% el año entrante) aumenta la presión bajo la que se encuentra el gobierno para implementar reformas que ayuden a proteger la economía de las turbulencias globales.

Chile ha crecido de forma constante a lo largo de los últimos 10 años, a excepción de una modesta contracción en 2009 en el punto álgido de la crisis financiera global, gracias en parte a una firme gestión fiscal, la implementación de reformas estructurales, una serie de acuerdos de libre comercio y su posesión de las mayores reservas de cobre del mundo.

Sin embargo, las previsiones para las exportaciones, el motor económico del país, están amenazadas por la persistente debilidad de la demanda global, que afecta los precios del cobre, y el continuo fortalecimiento del peso, que reduce la competitividad de los productos locales en los mercados internacionales. Si bien la demanda interna creció 8% en el tercer trimestre, las exportaciones, que representan en torno a un tercio del Producto Interno Bruto del país, cayeron 3,4%.

Al mismo tiempo, Chile carece de la capacidad de generación de energía necesaria para sostener la inversión, especialmente en el crucial sector de la minería, en la década siguiente.

Para Piñera, cuyo mandato termina en 16 meses, el frágil escenario mundial ha ayudado a agudizar el enfoque del país en reformas e inversiones necesarias, especialmente en la industria energética. “La situación externa es la principal, pero no la única, fuente de preocupación. Nos preocupa la competitividad de la economía chilena en el medio y largo plazo”, dijo Piñera en una entrevista reciente. “Tenemos que hacer esfuerzos urgentes y determinados para mejorar la competitividad de la economía chilena, y por eso estamos comprometidos con muchas reformas microeconómicas”.

Estas reformas microeconómicas incluyen una relajación de las políticas impositivas para los inversionistas extranjeros y la reducción de obstáculos a los proyectos emprendedores, entre otras.

Una ola de protestas estudiantiles en 2011 erosionó su capital político, que había aumentado después de la relativamente rápida reconstrucción del país tras sufrir uno de los peores terremotos y tsunamis en su historia y el valiente rescate de 33 mineros. La popularidad de Piñera, que no puede postular a un segundo término consecutivo en la presidencia, ha caído en torno a 30% frente a un máximo de 63% en octubre de 2010, según Adimark GFK.

El mandatario, de 62 años, señaló en la entrevista que mientras más eficiente y flexible se vuelva la economía chilena, más fácil será adaptarse a la realidad de un peso más fuerte. La moneda ha ganado 7% frente al dólar este año conforme los ingresos de capitales a los países emergentes, especialmente los productores de commodities, se han acelerado.

La escasez energética es probablemente la mayor vulnerabilidad en ciernes. Las sequías han afectado la generación hidráulica y aumentado la dependencia de las cada vez más costosas importaciones de gas natural. Mientras tanto, las demandas de medioambientalistas que bloquean o retrasan gigantescos proyectos energéticos han empujado al alza los precios y podrían amenazar la provisión en el futuro, lo cual perjudicaría no solo al sector minero, sino también a otros usuarios industriales y residenciales. “No hay desarrollo social sostenible sin crecimiento económico y no hay crecimiento económico sin energía”, advirtió Gerardo Jofré, presidente del directorio de la cuprífera estatal Codelco.

Piñera reconoce la prioridad de la cuestión energética y resalta que los US$100.000 millones en inversiones planeadas para el sector minero esta década sólo serán posibles si la capacidad de generación de electricidad aumenta en forma significativa. “Vamos a tener que duplicar” la capacidad de producción eléctrica (de 15.000 megavatios) “en los próximos 12 años para alimentar nuestros hogares, para alimentar nuestras empresas”, dijo Piñera.


Fuente: Revista Oro Negro

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