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El alzamiento de la resistencia indígena ante exterminio del imperio español fue el capítulo que precedió, durante 70 años, la historia de un valle que ahora está de aniversario, cuyo orígen fue signado por la gesta de unos pueblos originarios que entonces iniciaron la naciente lucha por la independencia.
Si no hubiera sido por los mestizos e indígenas vendidos al imperio español, los conquistadores que llegaron al Valle de Caracas se habrían perdido en el territorio, sin saber qué alimentos comer ni qué rutas tomar. Sus cuerpos habrían sido atravesados una y mil veces por las lanzas de la resistencia, por lo que no habrían podido establecer el dominio español en estas tierras.
Pero la historia fue otra. Lo que pasó en Caracas fue “una carnicería” de indígenas, una matanza desproporcionada que diezmó a la población que existía en el Valle, dice la antropóloga Iraida Vargas.
Vargas asegura que uno de los factores que ayudó al invasor español Diego de Losada a someter a los pueblos originarios fue el pacto que hizo con indígenas traidores que consideraban enemigos a los Caribes.
“(Losada) Logró traerse un número importante de indígenas importantes que se prestaron a llevarlo por caminos que de otra forma no podía acceder, a territorios, alimentos y le dieron información que era estratégica”.
Para Vargas, esas acciones están representadas hoy por los que tienen un pensamiento de derecha y que son proimperialistas. “En aquel momento también hubo traidores y eso provocó que mataran al cacique Guaicaipuro, que sometieran a otros como Tiuna, Tamanaco, Terepaima”, acotó.
Pero el asentamiento de los invasores españoles en Caracas, presumiblemente el 25 de julio de 1567, no fue fácil. El historiador Stuart Millán apunta que la lucha de resistencia de los indígenas se mantuvo durante los anteriores 70 años.
“Para penetrar al Valle de Caracas, los españoles debieron hacer frente a diversos grupos indígenas organizados, que retrasaron la ocupación por décadas, a las comunidades que iban haciendo frente a la avanzada de españoles que pretendían instalarse, hasta que llegó el mestizo Francisco Fajardo”, expresó.
Millán señaló que Fajardo, hijo de una mujer guaiquerí, aprovechándo sus vínculos familiares con el cacique Naiguatá y Catia, pudo llegar y negociar en otros términos. Por su condición, conocía ciertas zonas y rutas que sólo manejaban los indígenas, por lo que pudo acceder a las fuentes de agua y de alimentos.
“Logra asentarse en el territorio, pero una suerte de confederación de caciques que designan a Guaicaipuro como líder de la resistencia finalmente expulsa a los españoles de estos asentamientos”, explicó.
Luego llegaría Diego de Losada, más para vengar a sus compañeros muertos en manos de los indígenas defensores, que para fundar una ciudad, y en la batalla de Maracapana vence a los guerreros indios que libraron un ataque sin la dirección de Guaicaipuro.
La estratega Apacuana
El Valle de Caracas aglutinaba entre cinco y ocho aldeas indígenas. En una de ellas, una mujer destacó por su talante de lideresa: la cacica Apacuana, heroína de la comunidad Teques.
La antropóloga Iraida Vargas destaca el preponderante papel de esta indígena durante la resistencia frente a los intentos de invasión a Caracas. “Fue la gran estratega, fue la que planificó, desde antes de Losada y coordinó las acciones de caciques importantes como el mismo Guaicaipuro, Tiuna y Tamanaco”.
Vargas aseguró que esta cacica y un grupo importante de mujeres que actuaban en la retaguardia garantizaban la ejecución de las acciones de resistencia, hasta que Guaicaipuro fue asesinado y los españoles lograron someter a los demás caciques.
La concepción de la guerra para los indígenas era distintas mientras que ellos atacaban y se replegaban, los conquistadores estaban guiados por el exterminio. “Eso ocasionó enormes pérdidas, una carnicería, miles de indígenas que habitaban el Valle”.
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Fuente: Agencia Venezolana de Noticias: http://www.avn.info.ve/node/123866
Fuente: SERVINDI
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