martes, 25 de septiembre de 2012

Cuánta y para quién: la estrategia energética en debate



Foto: Internet
Carlos Monge

Mientras se debate sobre la decisión del presidente Humala de quitarle el apoyo estatal al Gasoducto del Sur y priorizar un nuevo acuerdo con el Consorcio Camisea para seguir sacando el gas hacia Pisco, separar ahí el etano, y llevarlo desde ahí a los polos petroquímicos del sur, se sigue exportando gas y se sigue anunciando que habrá más gas proveniente de la Amazonia Peruana, como para abastecer a todos los interesados. 

El Borrador de la Nueva Matriz Energética Sostenible (NUMES) hecho público por el Ministerio de energía y Minas, dice que entre 1970 y 2009 el consumo de energía en el Perú creció en 80%, y que los sectores transporte y minería duplicaron su peso en el consumo total (de 22% a 49% y de 4% a 9%, respectivamente) mientras que el sector industrial pasó del 14% al 19% del total. Para el año 2040, el sector transporte seguirá siendo el principal consumidor de energía, aunque bajando a 37% del total, mientras que el peso de los sectores industrial y minería seguirá creciendo hasta explicar el 22% y el 12% del total del consumo de energía, respectivamente.

El peso del transporte en el consumo de energía se explica –en el Perúy en toda América Latina- por el crecimiento desorbitado del parque automotor privado en un escenario de urbanización sin transporte público masivo. En el Perú, una Lima de 9 millones de personas sin transporte público es una de las tantas malas herencias delFujimorismo.

Y no hay energía suficiente para los 21 proyectos mineros que ya tienen aprobado o en evaluación sus estudios de impacto ambiental, menos para los otros que están en la lista de espera. Caso ilustrativo: para ser rentable, el molino de minerales del Proyecto Conga requiere del abastecimiento de minerales de otros 3 proyectos cercanos. Para poner a producir Conga y esos otros 3 proyectos, se requiere la Represa Chadin II en el río Marañón. 

Un mal sistema de transporte y una minería de alto costo social y ambiental son los motores del crecimiento de nuestra demanda de energía. Se suman la demanda energética del Brasil y los afanes exportadores del sector privado. ¿Justifica esta demanda el costo ambiental y el riesgo de supervivencia de las poblaciones indígenas amazónicas? En mi opinión, no. Lo que sí vale la pena es reformar el transporte urbano, hacer menos minería, no exportar gas, y centrar la estrategia energética en los hogares, el transporte público y la pequeña y mediana empresa. Eso sería socialmente más inclusivo y ambientalmente más sostenible.

Fuente: Diario La Primera

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