miércoles, 29 de mayo de 2013

La obsolescencia de las hidroeléctricas

Foto: Internet
Por: Carlos Rangel Martín

Cualquiera que haya visitado Europa durante los últimos ocho años habrá observado que la mayoría de los países europeos ha instalado generadores eólicos en cantidades espectaculares, particularmente mar adentro, donde los vientos son más fuertes y constantes. Así satisfacen sus crecientes demandas de electricidad; y, de haber empezado los panameños a hacer lo mismo hace cuatro años, hoy día no tendríamos ninguna ‘crisis energética’. 

Lastimosamente, una incesante propaganda estatal y privada mantiene a muchos panameños convencidos de dos grandes falacias... Primero: que las hidroeléctricas son fuentes confiables de electricidad limpia, omitiendo que la descomposición de la flora sumergida en los embalses de las grandes hidroeléctricas produce gas metano, que contamina la atmósfera, que empeora el calentamiento global, que polariza las precipitaciones lluviosas, que causa sequías, que reducen la energía hidroeléctrica disponible. Por otra parte, las hidroeléctricas llamadas ‘de paso’ solo generan electricidad para suplir algún pueblo, y, de construirse varias en un mismo río, debilitan su corriente, perjudicando seriamente su flora y fauna fluviales. 

Empezando el siglo XXI estamos experimentando un calentamiento global que las propias hidroeléctricas contribuyeron a crear y que reduce su propia confiabilidad. Esto ha propulsado un vertiginoso desarrollo de las turbinas eólicas, que prácticamente no contaminan y producen electricidad a un precio similar al de los generadores térmicos. 

Segunda falacia: que construir más hidroeléctricas abaratará la electricidad, omitiendo que, aunque el costo de producción de la energía hidroeléctrica ciertamente es muy bajo, su precio de venta en Panamá es aproximadamente tres veces su costo, añadiéndole una ganancia justa; así que la venta de energía hidroeléctrica en Panamá es un negociado extremadamente lucrativo. Eso explica que nuestros recientes gobiernos hayan respaldado predominantemente la construcción de hidroeléctricas, y hayan aprobado un número astronómico de concesiones para construirlas. 

Lamentablemente, la constante propaganda gubernamental y privada gana resonancia cuando alguna escasez energética causa ansiedad entre los consumidores; al extremo que algunos comunicadores sociales, que quizá no conocen la jugada, empiezan a acusar a nuestros maltratados y abandonados indígenas y agricultores de obstaculizar el progreso nacional por oponerse a la construcción de más hidroeléctricas con embalses (como la de Barro Blanco) o de varias hidroeléctricas de paso en un mismo río (como en el río Chiriquí Viejo). Naturalmente que los inversionistas en hidroeléctricas seguramente celebrarán cualquier ‘crisis’ como una feliz coyuntura para promover su negociado. 

La mejor alternativa es la europea: En vez de construir más hidroeléctricas, todos los existentes generadores contaminadores, que consumen combustibles fósiles (aceite búnker, carbón, gas natural, etc.), deben reemplazarse gradualmente con turbinas eólicas; pero, para que esta alternativa sea completamente satisfactoria, debemos garantizarle igual oportunidad a todas las empresas reputadas que provean equipos y parques eólicos, excluyendo coimas o precondiciones orientadas a lograr que alguna camarilla acapare los proyectos. 

Esta alternativa no abaratará la electricidad, porque el costo de la electricidad eólica es prácticamente igual al costo de la electricidad de los removidos generadores que consumían aceite búnker, que determinaban las tarifas; pero la capacidad de añadir rápidamente nuevas turbinas facilitará afrontar ventajosamente cualquier potencial escasez energética. Muchísimo más importante, esta modificación reducirá considerablemente el perjuicio a nuestro medio ambiente. Referente a las onerosas tarifas que incuestionablemente obstaculizan el progreso nacional, ellas bajarán solo cuando los dueños de hidroeléctricas sean obligados a conformarse con ganancias justas. 

EL AUTOR PLANIFICÓ SISTEMAS PARA LA CÍA. PANAMEÑA DE FUERZA Y LUZ.


Fuente: La Estrella

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