jueves, 30 de mayo de 2013

Purús: ¿Aislada por sus áreas protegidas?

Foto: Diego Shoobrige
Por Jorge Herrera Sarmiento*

Purús, una de las provincias menos conocidas de la Amazonía peruana enfrenta, tal vez, el momento más crítico en su historia. Mientras que en Lima se discute la posibilidad de impulsar grandes proyectos de infraestructura para “integrarla” al país, su población demuestra que lo que ellos buscan no llega en ruedas, sino en la forma de compromisos nacionales que garanticen su desarrollo sostenible.

La provincia amazónica de Purús está ubicada en el extremo sur de la Región Ucayali en el sur este del Perú. Esta, colinda con Brasil, y es la menos poblada (menos de cinco mil personas), conocida y atendida de las cuatro provincias de la Región. En los últimos meses, el congresista Carlos Tubino, representante de Ucayali y de la bancada del partido Fuerza Popular, ha liderado una intensa campaña política, cuyo propósito ha sido la aprobación del proyecto de ley Nº 1035 que busca declarar de necesidad pública la conectividad entre los poblados de Puerto Esperanza (capital de Purús) e Iñapari (capital de Tahuamanu) en la vecina región Madre de Dios.

El argumento central del mencionado congresista, respaldado en Purús por el sacerdote local, el alcalde provincial y el gerente de la sub región, plantea que las áreas protegidas que rodean a la Provincia de Purús (el Parque Nacional Alto Purús – PNAP y la Reserva Comunal Purús – RCP), la han condenado al aislamiento, a la pobreza extrema y al encarecimiento del costo de vida, lo que conlleva peligrosamente a la desnacionalización de este territorio de frontera peruana.

Bajo esta mirada apocalíptica se pretende llamar la atención del Congreso Peruano, del Ejecutivo y de la población en general, para lo cual no se escatima esfuerzos, ni se pierde ninguna oportunidad de salir en los medios exponiendo apasionadamente este punto de vista.

¿Aislamiento o un modelo distinto de integración?

Frente a tales argumentos, es preciso señalar que el Purús tiene, efectivamente, un origen de aislamiento natural y artificial simultáneo. Natural porque el río Purús, tributario del Amazonas en Brasil, no cuenta con ninguna conexión que lo vincule hidrográficamente con otra cuenca peruana, nace de la misma llanura amazónica y junto con el río Yurua, son los dos únicos ríos peruanos tributarios del Amazonas que no nacen en las estribaciones altoandinas.

Esto, les confiere, en cambio, una singularidad ecosistémica y geoquímica que merece ser estudiada por la ciencia. Artificial, porque a pesar de haber quedado dividido en dos países, las poblaciones indígenas de uno y otro lado de la frontera son las mismas, tienen un pasado histórico común, hablan las mismas lenguas, construyen familias entre ellos, comparten los mismos recursos, tradiciones y formas de vida.

Todo lo contrario al temor de la desnacionalización planteado por los promotores de la carretera. La población peruana del Purús, enriquece nuestra frontera, establece lazos intensos de hermandad con el otro y nos enseña cómo se vive en paz con los vecinos.

Pretender entonces, echarle la culpa a las áreas protegidas del Purús por su aislamiento es un argumento demagógico con el que se busca sorprender a la opinión pública. Impulsar una carretera entre Puerto Esperanza e Iñapari (bajo el eufemismo de la necesidad pública de la conectividad), serviría más bien a otros propósitos que tienen muy poco que ver con la lucha contra la pobreza, por el desarrollo o por la nacionalización del Purús.

Quienes impulsan la carretera, además de las autoridades ya mencionadas, son en su mayoría la población foránea que llegó a Purús atraída por la alta demanda de caoba en los últimos veinte años. Esta población no representa más del 20% en promedio, del total de la Provincia que está conformada por ocho pueblos indígenas originarios de este lugar, casi todos desde épocas prerepublicanas1.

Ellos a través de sus organizaciones representativas (FECONAPU, ORAU y AIDESEP)2 han expresado en más de una oportunidad su rechazo a la pretendida carretera, porque consideran que sus bosques y sus recursos serán afectados irreversiblemente con la llegada de oleadas de madereros y colonizadores en busca de la riqueza natural existente en el PNAP y la RCP.

Además, los bosques del Purús representan también el hogar de varios pueblos indígenas en aislamiento voluntario. Dentro y alrededor del Parque Nacional Alto Purús se ubican cuatro Reservas Territoriales – RT, que son áreas de protección de las poblaciones de indígenas en aislamiento: RT Murunahua, RT Madre de Dios, RT Nahua – Nanti, RT Mashco – Piro. Los ministerios del Ambiente y de Cultura, han documentado profusamente la presencia y desplazamiento de estas poblaciones en el ámbito de la pretendida vía.

Cuando el Estado no llega en ruedas

La presencia del Estado peruano en el Purús siempre fue débil o inexistente. La Provincia de Purús tiene 31 años de fundada, pero los extractivistas caucheros ya la habían colonizado desde mediados del siglo XIX (Rummenhoeller, 2009)3 . La iglesia católica, a través de los misioneros dominicos, llegó a fines de la década del 50 evangelizando a la mayoría de los grupos indígenas que hoy se encuentran asentados en las riberas de los ríos Purús y Curanja.

El Ejército peruano y la Policía Nacional llegaron también en aquellos años y es recién a inicios de los años 80 que se hicieron presentes otras entidades del Estado peruano en Puerto Esperanza. Las áreas protegidas (PNAP y RCP) se categorizaron en noviembre 2004 y desde entonces el SERNANP está presente.

En la línea de tiempo, la autoridad ambiental de áreas protegidas, es una de las más recientes y desde entonces está constantemente activa en el Purús. Valdría hacerse la pregunta: ¿cuán efectiva ha sido la inversión del Estado a través de sus múltiples instancias para combatir la falta de educación y salud, la falta de servicios, la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión social, en los últimos 31 años en el Purús? ¿Dónde están los resultados efectivos en la implementación de los programas de asistencia alimentaria, los proyectos productivos, los proyectos de inversión, los proyectos de alivio a la pobreza, entre otros?

¿Alguna oficina del Estado ha consultado alguna vez con los indígenas acerca de cuál es el modelo de desarrollo (o de vida) al que ellos aspiran?

Quizá tendríamos que repensar profundamente la forma como se sigue interviniendo desde el Estado en dicha provincia. De lo contrario todos los programas de introducción de ganado vacuno, ovino, piscigranjas, animales menores, alimentos enlatados de origen marino, cultivo de granos, construcción de letrinas, instalación de paneles solares, entre otros seguirán de fracaso en fracaso, y no podrán ser resueltos con ninguna carretera.

En la última década, se experimentó un importante avance en la educación y la salud. La Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) de Purús, incorporó el programa de Educación Intercultural bilingüe en las comunidades y la Dirección de Salud implementó los programas fluviales de atención comunitaria (copiando el modelo de la vecina ciudad de Santa Rosa en suelo brasileño). Los resultados positivos no se han hecho esperar.

Hoy en día existe, por primera vez en la historia de Purús, un importante número de estudiantes indígenas estudiando carreras universitarias en la ciudad de Pucallpa. Asimismo, en los últimos diez años, la mortalidad infantil y las enfermedades respiratorias e intestinales se redujeron significativamente (informe MINSA, 2009)4 . Todo esto fue posible sin ninguna carretera, pero con una decidida voluntad de sus instituciones responsables.

El compromiso político como camino

Los aislados pero significativos avances en Purús corren el riesgo de perderse. Durante una visita de campo realizada en las comunidades del Purús la primera semana de mayo 2013, se pudo constatar que este año, las postas médicas que existían en las comunidades están cerradas, no hay atención, no hay medicinas, no hay patrullas fluviales de salud. Las enfermedades se han incrementado y las comunidades no pueden controlar el desborde de las mismas.

Las escuelas lucen extremadamente deterioradas, se ha reducido la plana docente y el ausentismo escolar es evidente. ¿Por qué las actuales autoridades municipal y regional han dejado que pase esto? Muchos dicen que es el castigo a las comunidades indígenas por oponerse a la carretera que los sectores a cargo de estas entidades estatales abiertamente promueven.

La Provincia de Purús, está abandonada por la desidia de las autoridades, por su escasa o nula comprensión de los modos de vida indígenas, por la falta de diálogo de igual a igual, por seguir empecinados en creer que el modelo extractivista de desarrollo es el único válido, por anteponer intereses personales o de grupo frente a la mayoría indígena.

El Purús, debería seguir el ejemplo de otras ciudades con características similares. La ciudad colombiana de Leticia es uno de ellos. Leticia, está rodeada de 2 países vecinos (Perú y Brasil), cuenta con un puerto en el río Amazonas que sólo conecta con Brasil. El río Putumayo lo comparte con Perú, pero sus cabeceras están en Ecuador.

No tiene ninguna conexión fluvial con su propio país. Detrás de Leticia se encuentra el Parque Nacional Amacayacu, que cierra el contacto terrestre de Leticia con cualquier otra ciudad colombiana. A través de un puente aéreo financiado con fondos públicos, el Estado colombiano construyó nación en Leticia.

Hoy en día Leticia se convirtió en la ciudad más importante de la amazonía colombiana; cuenta con todos los servicios que exige una gran ciudad, acompañada de una buena calidad de vida para sus habitantes. La vecina brasileña de Tabatinga con quien comparte limites a través de una pista y dos veredas, no ha pretendido ni pretende desnacionalizar Leticia, todo lo contrario, ambas ciudades se enriquecen de sus propias culturas convirtiéndolas en exquisitas para cualquier visitante.

Purús tiene la valiosa oportunidad histórica de seguir ese ejemplo y junto con sus hermanos de Santa Rosa en Brasil, mostrarse ante el mundo como dos ciudades de frontera que construyen su propio desarrollo, en un ambiente de hermandad y solidaridad.

Notas:

1. De acuerdo a las cifras de la Unidad Centro de Población y Vivienda (CPV)del Instituto Nacional de Estadística e Información (INEI), la población indígena del Purús en el 2007 representa 3,150 personas (76%) de un total de 4,151 personas. Datos CPV- INEI 2007.

2. FECONAPU: Federación de Comunidades Nativas del Purús; ORAU: Organización Regional AIDESEP de Ucayali; AIDESEP: Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana.

3. Rummenhoeller Klaus.Plan Antropológico del PNAP y RCP(Propuesta), Enero, 2010.

4. Ministerio de Salud.Análisis de la Situación de Salud de la Provincia de Purús, Ucayali. Dirección General de Epidemiología. 2009.
* Jorge Herrera es Biólogo, y actualmente trabaja en la WWF en la Oficina Programa Perú con los PPII de Purús.


Fuente: SERVINDI

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