miércoles, 20 de febrero de 2013

Salvaguardando al Banco Mundial

Foto: Internet

 Por: Cesar Gamboa
 


La semana pasada se produjo LA PRIMERA sesión de revisión de las políticas del Banco mundial en LatinoAmérica. Después de 20 años de vigencia, estos estándares ambientales y sociales han sido un modelo a seguir para dirigir las reglas del juego de la inversión a nivel global e influenciar en la gestión ambiental y social de nuestros países.

Hoy por hoy eso ha cambiado. El Banco mundial sigue siendo un actor que influencia en las políticas públicas, generando conocimiento y manteniendo un sistema global de inversiones; sin embargo, son otros los capitales que “gobiernan” nuevas reglas del juego. En el 2010, el BNDES llegó a tener una carpeta de inversiones de 100,000 millones de dólares aproximadamente; el Banco mundial y el BID, entre los dos, no superaron los $ 40,000 millones. El BNDES de Brasil no tiene salvaguardas y puede financiar proyectos de diversa magnitud, como Belo Monte hasta Inambari, o Pakitzapango.

Existe la preocupación global de que este proceso diluya la aplicación de las salvaguardas. Que exista el riesgo de debilitar estas “condicionalidades” de la inversión para pecar, y permitir que el Banco se introduzca en más negocios riesgosos. Esto se ha traducido en una carta de 30 organizaciones de la sociedad civil e indígenas, preocupadas porque estos requerimientos ambientales solo se aplican al 50% de los proyectos del Banco; o que se produzca un debilitamiento de la responsabilidad de monitorear y supervisar el cumplimiento de estas salvaguardas, como ocurre con su hermano, el IFC; entre otros.

Por otro lado, el Perú y la Región tienen mucho que aportar al proceso de definición de estas políticas. Tenemos procesos como la evaluación ambiental estratégica en posible implementación; instrumentos en revisión para los estudios de impacto ambiental de proyectos de alto riesgo; el primer proceso de consulta previa en Hidrocarburos; programas de mitigación de impactos de la carretera Interoceánica Sur y Camisea; pretensiones de inversiones energéticas en ecosistemas sensibles, que solo la experiencia vivida aseguran una mejora de la definición de lo sostenible para las inversiones y su gobernanza. Creemos que la sociedad civil está preparada para aportar en las futuras reglas del juego, debemos asegurar ello.

 
 
Fuente: Diario La Primera

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