Las obras de ampliación del ducto que lleva este hidrocarburo de Camisea (Cusco) a Lima están paralizadas desde inicios de abril, cuando 30 trabajadores de la empresa responsable de su construcción, Transportadora de Gas del Perú (TGP), fueron secuestrados por narcoterroristas. Es decir, si en un mediano plazo aumenta la demanda de GN, principalmente de las generadoras eléctricas, se corre el riesgo de sufrir apagones.
Una fuente del sector energético declaró que tras ese suceso TGP paralizó las obras de ampliación de la capacidad de transporte del ducto y que estaría negociando una adenda al contrato respectivo para incidir en el tema de la seguridad. “Entiendo que no moverán nada en tanto no les garanticen seguridad para hacer los trabajos”, comentó.
También recordó que el 2008 la capacidad del ducto estaba casi al tope y había el riesgo de un desabastecimiento. “Entonces la economía peruana crecía a un ritmo muy alto y la industria en general estaba al tope y demandaba mucha energía eléctrica. Pero la crisis financiera que se presentó enfrió el pedido de GN y el riesgo de apagones terminó”, comentó la fuente.
El plan de la ampliación del ducto preveía entregar una primera parte de las obras a finales del 2013, pero con los inconvenientes que se presentaron, se optó por entregar todo el 2014. “Pero a este paso, con las obras paralizadas, se corre el riesgo de no cumplir la meta y poner en riesgo la generación eléctrica térmica”, concluyó.
Fuente: Revista Oro Negro
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