lunes, 15 de julio de 2013

Vía crucis del gasoducto del sur


camisea.  Pozos en selva cusqueña son explotados por un consorcio que emplea el combustible para el uso industrial de Lima y la exportación. El sur también lo quiere para desarrollarse.
Fue una de las principales promesas de campaña de Ollanta Humala. Traer el gas al sur peruano e industrializarlo. Sin embargo, ese anhelo comienza a esfumarse. Y no porque la propuesta sea inviable, sino por las marchas y contramarchas de los tres últimos gobiernos. Solo una presión de autoridades y de la población civil de esta parte del país haría torcer lo que se encamina a otra frustración. En ello coinciden especialistas que participaron en el foro panel organizado por la Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa y colectivo Macro Sur. Este último conformado por este diario, Desco, Ceder, Labor, El Taller, Radio Yaraví y Arequipa te Queremos. 

Tras el aborto del Gasoducto Sur Andino debido a la falta de financiamiento, el Ministerio de Energía y Minas planteó varios globos de ensayo. El último ha sido dividir en dos el gasoducto rebautizado como Sur Peruano. El congresista Manuel Dammert sostiene que este modelo representa una mecida más. El primer tramo partirá de la selva de Camisea hasta la provincia de Anta (Cusco) y el segundo debe llegar hasta Ilo. Está en marcha la licitación de la primera etapa para setiembre. El constructor deberá garantizar una tubería de treinta pulgadas para transportar el gas seco. El proyecto no contempla el poliducto de líquidos que potencia el negocio. Los líquidos del gas son combustibles limpios sin azufre, que no necesitan someterse a un costoso proceso de refinación, de ahí que su rentabilidad sea alta. De estos se obtienen gasolinas ecológicas, combustible de avión, etc. 

Consorcio Camisea hoy es el único beneficiado con este recurso y que lo destina a la exportación. “Si no le dan la carnecita, qué empresa podría animarse a efectuar una inversión para hacer el gasoducto”, dice el especialista Carlos Gordillo. 

Sin líquidos la rentabilidad del Gasoducto Sur Peruano se concentraría en la energía. Es decir quemar el gas en centrales térmicas, como ocurre en la costa centro. 

El gas seco lo componen el metano en 90%, etano 8% y el resto son líquidos. Lo ideal también es industrializar esos componentes. Con el metano se fabrica fertilizantes, explosivos; y con el etano bolsas, películas empaques; de las dos la segunda resulta más rentable. Las cifras demuestran que el negocio petroquímico supera al energético de la siguiente manera: por un dólar de ganancia obtenida con la energía, en petroquímica se factura $16. El gobierno anunció el polo petroquímico, pero esta industria tiene una competencia en el shale gas de Estados Unidos, muy barato con relación al de Camisea. Los inversionistas preferirán irse a Norteamérica. Dammert afirma que la ventaja del gas peruano es su alto contenido de etano, en cambio el shale gas es puro metano. "Una petroquímica mirando al Océano Pacífico es estratégica", dice. 

RESERVAS EN DISCUSIÓN

Otra de las razones que juega en contra del proyecto sureño son las reservas. La cantidad almacenada en Camisea debe resultar suficiente para abastecer las necesidades de Lima, la exportación y las futuras del sur. Oficialmente se tienen 8,7 trillones de pies cúbicos de gas (TCF), dice el especialista Víctor Medina, cifra deficiente para atender esos tres frentes (4,4 TCF están comprometidos a la exportación). El gasoducto como mínimo necesita 6 TCF.

Medina plantea romper el contrato de exportación, aunque esa opción alentaría el desbande de las inversiones del país, señala Gordillo, quien sugiere otra alternativa sin romper la legalidad. “Que se aumente el consumo interno y que el contrato sea claro: se suspende la venta fuera del país si está en peligro el abastecimiento interno. Es la única manera”. Sin embargo, no hay promoción para cambiar la matriz energética. Colombia tiene más de un millón de conexiones y en Lima apenas 200 mil casi con las mismas reservas. 

Dammert tiene otra información sobre las reservas. Lanza la cifra de 15 TCF, que sería suficiente para el gasoducto del sur. "La idea de que no hay gas forma parte de la campaña del consorcio Camisea para consolidar el monopolio", dice. 

Hunt Oil, Plus Petrol y Shell son las empresas que operan los pozos gasíferos en Cusco y están a cargo del transporte y la venta. “Este monopolio no quiere que venga al sur para que lo exploten solo ellos. Para Dammert el gobierno de Humala fue secuestrado por esos intereses.

¿Qué significa traer el gas al sur? Enormes posibilidades de desarrollo industrial. Con este recurso esta zona del país podría convertirse en un polo industrial con generación de miles de puestos de trabajo. Atraería inversiones, puesto que el gas permite cambiar la matriz energética en las industrias que con este recurso podrían ahorrar hasta la mitad de lo que gastan con diésel u otra energía además cimentar un parque automotor sin contaminación y adicionalmente beneficiar al ciudadano de a pie: que pague 12 soles por gas natural y no los 38 por un balón de GLP.


Fuente: Diario La República

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