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Por: Carlos Monge Salgado
Cayó la demanda mundial y el precio de los minerales. Se produjo menos, se vendió menos y a menor precio. Las empresas cargaron al costo operativo las mayores regalías y el impuesto extraordinario y el auto gravamen negociados el 2011. Pagaron entonces menos Impuesto a la Renta y en consecuencia hubo menos recursos de canon para los gobiernos regionales y municipales de algunas regiones productoras. Hay proyectos paralizados con trabajadores y proveedores en la calle.
Lecciones aprendidas.
Primera: la negociación con las empresas mineras por un aporte adicional estuvo mal hecha. Aporte menor a lo estimado en la campaña electoral; considerado “costo” para deducirlo del Impuesto a la Renta; entregado directamente al gobierno central en perjuicio de las regiones, sin mención alguna a la protección del patrimonio cultural y el medio ambiente o los derechos de consulta.
Segunda: irresponsabilidad e indolencia del MEF. Sabían que la demanda y los precios bajaban y que el IR sería menor. Pero aprobaron PIA’s y PIM’s sin tomar eso en cuenta. Han hecho las transferencias sin avisar antes y sin tomar ninguna medida para asegurar que continúen al menos una parte de los proyectos ya comprometidos. Promueven la ley SERVIR y la meritocracia, pues debieran ser los primeros en pasar por una evaluación, y atenerse a las consecuencias. Hay que generar ahorita un fondo de compensación para este y el año siguiente, evitando que se paren las inversiones locales y regionales.
Tercera: falta de transparencia. No hay información oficial a la manoque permita a las autoridades saber de veras, territorio por territorio, sobre la producción, las ventas, las ganancias, los cálculos de costos, los pagos de IR y los pagos directos al MEF. Frente a estas situaciones, la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI) de poco sirve. Hay que repensarla.
Cuarta: si dependemos tanto de la renta minera, tenemos que tener un fondo de ahorro y estabilización, financiado con una porción de la renta que esas commodities generan, para compensar situaciones como estas. En la región, Chile (que depende del cobre) y Trinidad y Tobago (que depende le petróleo y el gas) los tienen.
Quinta: necesitamos diversificar fuentes de renta pública para estar menos expuesto a estas situaciones. Es necio insistir en seguir dependiendo de las exportaciones minerales sujetas a subidas y bajadas bruscas en la demanda y en los precios. Peor aun si se trata de estimular más inversión minera debilitando la protección al patrimonio cultural y al medio ambiente y prácticamente eliminando el derecho de consulta.
Fuente: Diario La Primera
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